11/05/2007

Muerte repentina

Por: José Ignacio Urday Herrera

Descubrieron mi cadáver contorsionado en un rincón de la vivienda, en un extraño arabesco producido por la caída que me destrozó el cráneo. Recuerdo el instante preciso, tomé una silla para coger una caja con fotos que guardo sobre una de esas estanterías que están en mi casa y hacen desaparecer las paredes, me puse de puntas en un equilibrio forzado y caí. Una muerte ridícula, monótona, rutinaria. La sangre empezó a manar de mi cabeza, una hilera roja que avanzaba por el suelo y que salpicó el sofá, las paredes, las estanterías, confundiéndose con los trozos del cristal de la mesa y las fotos de un pasado que se iba. La silla quedó volteada, retorcida, como mi cuerpo, con las piernas contraídas y los brazos chorreados. No hubo túnel ni luz blanca, no hubo una hermosa voz redentora ni la visión de un paraíso acogedor. No. Nada de eso. Me quedé atrapado en mi cuerpo inerte, esperando una nueva vida, un renacer que temía nunca viniera. Pensé en el primer gesto de sorpresa y asco que provocaría en quien me descubriera. Esa desconocida mirada me persiguió durante las primeras horas. Él o ella que se acercaba a mí, me moverían en busca de algún signo vital, y se estremecería por la quietud y la muerte. Una rápida búsqueda de un teléfono y una llamada angustiada al servicio de urgencias. La habitación se llenaría de desconocidos y yo ahí, tumbado, inmóvil, incapaz de hacerme ver a pesar de ser el centro de atención. Me hubiera gustado recomponer el cuerpo, el gesto, coser la profunda herida de mi cráneo, hacerme presente en el ambiente que yo mismo cree estando muerto, y probablemente estaría pasando en ese momento. Imagine que dicha desafortunada persona asistiría a la representación de frases vacías y huecas de significado, lamentos y palabras de condolencia falsos, qué pena, si José Ignacio nunca dio problema alguno..., si era callado, tímido, buena persona, siempre educado..., nunca escuchamos ruidos extraños en su casa..., con tanta vida como le quedaba por delante... Mirarían alrededor, a los objetos que podrían definirme, las miles de películas y cd´s agolpados en los estantes las fotos desperdigadas en el suelo donde verían mi infancia en una tierra perdida mezclada con las imágenes de mis antiguos viajes y de amigos y mujeres a los que perdí la pista. Querrían buscar los detalles raros e inconfesables de mi vida, los secretos que todos escondemos, un último vistazo a mi vida antes de olvidarme por completo. Me llevarían a un ataúd, me desnudarían, me destriparían y vaciarían, me coserían la piel y me enterrarían. Y ya está. Me acabaría yo.

Montaña vertical

Por: José Ignacio Urday Herrera

Quizá deba subir toda la montaña sin dejar un espacio entre mis manos y el viento. Tengo tantas cosas que recoger en el camino... un camino que talvez nunca podré terminar, no me quiero quedar a medias, como hace la mayoría, quiero llegar a la cima de la montaña en este camino vertical, inestable y accidentado.Es decir, subiré la montaña porque las montañas, como tú y como yo, estamos hechos para escalar, absorbiendo con nuestra habilidad de escaladores inexpertos cada espacio entre los precipicios y las rocas, cada espacio entre la desolación y exaltación profunda, con un paso tan vertical como firme...Tengo tantas cosas escritas en la memoria para recordar...las cuales no son del todo buenas, algunas traen tanto dolor y cólera que podrían traer mi montaña abajo y quedar enterrado yo también, entre las rocas que trataran de esconder mi cuerpo, pero no puedo subir en esos términos, pasando de largo, cerrando mis ojos ante la belleza escarpada de una altitud tan alta como mía, con tantas cosas que recoger y aprender en el empinado y duro camino.Quizá deba subir solo la mitad y luego detenerme en los recodos a disfrutar de un paisaje... de un recuerdo… de una derrota… pero tú y yo sabemos que, en ese pequeño descanso, que según veo, para todos es insignificante, podría quedar atrapado, atrapado en la asquerosa mediocridad que solo me envolverá de tierra y tapará mi alma, por eso a pesar del cansancio seguiré subiendo, por que se que en la cumbre de la montaña que cada uno tiene se encuentra esa realización, que según dicen es muy difícil de alcanzar. Los que quieren pueden, pueden tener esa satisfacción y ser los reyes del mundo habiendo superado todos los barrancos y rocas, ¡en ese entonces haré todo lo que me de la gana!
Ah, es tan pretencioso, tan sentido en toda mi alma que sin ver aún la dichosa cumbre ya empiezo a sentir qué es el viento en esta cara, en estos dedos, y empiezo a recoger indiferencias y miedos que son los culpables de que casi retroceda.Prometo cerrar los ojos al atravesar la primera ladera, y me propongo mirar a los lados antes de cruzar por si acaso las aves, el sonido de los misterios de los volcanes, yo qué sé...lo haré para no volverme loco a pedazos... si, es verdad ya que si no soy indiferente el viento me derrumbará.¿Saben ustedes lo difícil que es no caer?, Mmm yo creo que solo algunos lo saben, la mayoría no lo hace por que ya cayeron hace tanto tiempo que les cuesta darse cuenta, o talvez si lo hicieron, pero pararse entre rocas y grietas es muy difícil… gracias a Dios ya lo hice un par de veces, tal vez escapando de otras cosas pero por lo menos sigo en la ruta, o tal vez no… eso se vera cuando llegue a la cumbre.Quizá suba dejando ese espacio, entre los dedos y el viento, para llevármelo todo, incluido el viento...Quizá amor, te mande una postal desde esa cumbre que no existe más que en el mundo mítico de los seres horizontales, que alcanzaron semejante estado tras vidas y muertes a base de subidas por montañas que después fueron colinas, y luego caminos, y luego colinas, y en ocasiones volcanes en erupción, pero al final hay un rincón en que solo cabe uno y ese uno consigo mismo...qué locura...
Un rincón en el que no tendrás la compañía con la que contabas al escalar, un rincón en el que pondrás a prueba todo lo recogido, que demostrarás todo lo que aprendiste y conservaste, hasta el aire entre los dedos. Tranquilos si les atemoriza el camino, o temen terminar sin nada nuevo, siempre hay algo que recoger, en lo que voy del camino aprendí cosas que nunca olvidare, como que la amistad es como una perla difícil de recoger al comienzo, pero cuando se tiene entre las manos es la cosa más valiosa y hermosa del mundo, el motor de nuestras almas, al igual que el amor, en ese ámbito aprendí que un metal se funde con calor, y cuando el metal esta totalmente fundido se le puede dar la forma que uno quiera y en este caso hasta de puerto de mar, con embarcaciones que vienen y van, pero siempre vuelven a ese mismo puerto, hay algo mejor que estos 2 ejemplos, tal vez los otros 100000 se les comparen, por eso la montaña se debe subir con cuidado y pasión en cada cosa que hagas.
Nosotros y yo, los que estamos llegando a la cima, buscamos la horizontalidad desde esta verticalidad porque no hay otra...no hay otra. Quiero sentirme vertical como se siente mi vida confusa, mi pasado de fotos, mi casa, mi alma...pues solo vertical podré subir, y a medida que el suelo disminuya en la memoria, un cielo cada vez más amplio inundará mi alma, con tanto frío polar como un sol que arrasa la piel, como la cumbre de la montaña que ya diviso...la montaña que todas poseen, La montaña de la vida.

11/03/2007

Sin titulo

Por: Andrea Alvarado Cornejo

DIA 1

Al principio sólo fue una voz…
A mi parecer plagado de falsedad, orgullo, vanidad, ostentación y pretensión; si alguna vez el fingir se hubiera hecho voz o mejor dicho se hubiera hecho persona esa hubiera sido su insufrible voz.

Entonces, al leer por segunda vez la nausea de Jean Paúl Sartre comprendí que era lo que me agobiaba por tanto tiempo, lo que crecía en mi interior como una podredumbre repentina. Era la nausea.

Cuando por mis oídos se filtra “la voz” todas mis células se agitan.
Mis entrañas se estremecen
La nausea me invade
Y el sonido de la voz me carcome por dentro…

Esto lo escribí hace algunos días en clase.
Lo he vuelto a leer y me parece algo vació.

DIA 2

Detesto tener que comunicarme…porque comunicarme implica interrelacionarme con alguien en particular, eso implica posteriormente establecer algún tipo de lazo (si tengo suerte) afectivo y esto me lleva a confiar en la gente… y tantas veces me han defraudado…pero yo no aprendo, no…permito que el mundo entero con sus personas me abofetee, pero…al devolverles las cachetadas no me satisfago, supongo que no predomina en mi una esencia maligna…no obstante aun axial sigo siendo un ser atroz…

DIA 3

Simplemente hoy me hastié… un DÍA de estos acabaré vomitando toda la bilis almacenada… y ahí moriré…no será agradable; ni tan pacifica como esperaba…pero al menos esta farsa, esta porquería, esta estupidez de vida acabará.
Y descansaré…oh desearía al menos soñar con la idea de descansar, descansar del mundo.
Ya no soporto más, ni las luces de las personas que quiero me amparan…estas se elevan tenues sobre mi y titilan oscilantes para ir desvaneciéndose poco a poco.
La humanidad me revuelve el estomago y pensar que todo comenzó cuando la nausea tomo forma humana y ese ser tan cercano a mi … por el que alguna vez sentí afecto , me intimidaba y aunque jamás hubiese deseado admitirlo tenia cierto control sobre mi
Porque con su sola presencia me dan ganas de vomitar.
Desde que descubrí todo esto de la nausea no puedo andar con las personas, en todas percibo algo nauseabundo. Este mundo ya no es para mi… hoy pensaré en algo.

DIA 4
Es raro, hoy escucho la voz y solo percibo algunos matices desagradables, pero mínimos, escucho la voz y alguien tuvo que hacérmelo notar… ¿quizás la nausea este desapareciendo? Alabado sea el señor =D… o quizás todo esto indique que la nausea estuvo siempre en mi, que en realidad nunca formo parte de aquella persona.

DIA 5
Definitivamente estoy convencida…esa persona es la nausea viva, incluso sus ojos que simulan ser charcos grises me dan escalofríos… no aguanto esta nausea y mientras yo y la persona sigamos con vida me atormentará…o incluso si la recuerde…la nausea volverá también, jamás podré librarme de esta nausea, es mi perpetua acompáñate…por el resto de mi vida.

El mundo no es como me lo contaron

Por: Juan Carlos Nalvarte Lozada


– ¡Ah! –gritó mi hermano, y mi madre se desmayó – ¡se suicidó!

Sí, efectivamente, me había suicidado. Quién lo diría pues, pobre José Carlitos, ¿no Amparito? Sí pues Milagrito ¿quién diría? Tan buenito y lector él, cómo le gustaba leer ¿no? Si pues el siempre très sympathique et très intelligent, aunque también tenía sus ideas medio raras ¿no? Sí, tienes razón Milagrito pero…, bueno sírveme un poco más de tesito please.

¡Bah!, que feo. Siempre me habían gustado los velorios, una cierta morbosidad movía en mi un gran interés para con estos eventos. Pero esta vez era diferente, mi propio velorio, que raro se siente, unos desubicados se cuentan chistes, unas señoras conversan, otras lloran. Mi madre lo hace como ninguna. ¡Qué impotencia! Mamá no llores por favor, te amo tanto, no llores por mí, ahora estoy mejor, mami porfa no estés así, no. Tengo ganas de llorar, no me gusta ver así a mi familia, todos lloran, ¿cómo? No puede ser, hasta mi papá llora, no papi no llores, nunca lloraste frente mío, no lo hagas ahora, me haces sufrir, no quiero verte así. ¿Y tú? Paulito, mi hermanito, no estés triste. Te quiero hermanito, tanto te quise en vida, siempre queriendo que seas el mejor, sacrificándome para poder estar a tu lado y poder enseñarte algo más, dejando una beca para estudiar en el extranjero sólo para que al crecer me tengas contigo. Y mírate ahora, todo un hombrecito. Me siento orgulloso de ti. Por favor te encargo a nuestros padres, ahora tu eres lo único que les queda. Cuídalos por favor.

Y ahora, que repugnancia. No pensé que me darían tantas nauseas mi cuerpo inerte, mi nariz y mis ojos tapados con algodón para que no escape la hedionda esencia de la cárcel de mi organismo, donde cohabitará con otros malandrines que roerán mi cuerpo hasta convertirme en polvo. Porque polvo somos y en polvo nos convertiremos. Sí, pero que asco me doy, vestido con mi terno, con mi tez aun más blanca y con la señal que dejé marcada hasta la eternidad en mi triste cuello, el signo que mostraba la manera con la que elegí acabar conmigo. Esa forma que tanto excitó mi imaginación. El ahorcamiento.

Ya se imaginan la sorpresa de mi madre y de mi hermano al verme colgado del techo de mi cuarto, pobre de ellos, lo siento en verdad, les debo una disculpa. Creo que debí suicidarme de una manera menos escandalosa. Pero así es mi personalidad. Siempre trate de llamar la atención. Hasta en la muerte. Sí, como siempre me ganó el egoísmo, y en vez de evitarle por lo menos una pizca de sufrimiento a mi madre, cumplí con mi capricho y me ahorqué. Y ahora estoy doblemente condenado, una por suicidarme y la otra por el bullicio. Porque como dicen, Dios perdona el pecado pero no el escándalo.

Bueno, y a todo esto ustedes se preguntarán por qué me suicidé. Podría pensarse que fue por una chica o algún problema amoroso, que la verdad no faltaba. Si pues, siempre está aquella chica que vuelve loco a uno y en el momento menos esperado le corta haciéndole sufrir a mares, haciéndose odiar y amar tanto, pero tanto… En efecto, es desquiciante.

Si… pero no, no me suicidé por esa chica ni por ninguna. Eso si sería estúpido de verdad, soy tonto aunque… también bien imbécil, pero no tanto pues.

Mis razones fueron otras, y aunque el zahorí lector talvez piense que soy un cobarde y que mis razones si son bien pero bien y requete bien estúpidas, ahí les van:

Me suicidé porque el mundo fue y será una porquería, como dijo Gardel, porque es un despliegue de maldad insolente y vivimos revolcados en un merengue y en el mismo lodo todo manoseado, porque estaba triste, porque una persona buena nunca triunfa, de hecho siempre tiene las de perder. Porque todo está de cabeza, porque si Jesús viniera a salvarnos se crucificaría el solito, porque el que no roba es un gil, porque a nadie importa si naciste honrado. En fin, porque estoy decepcionado del mundo, y no puedo hacer nada para cambiarlo.

Efectivamente una persona correcta y honrada nunca será tratada como se debe y nunca tendrá remuneración por serlo. Aquí solo sobreviven los ladrones y la gente vil.
Por eso sentí que este mundo no era para mí. Porque no es que diga que bruto que este José Carlos es un ángel de Dios y tan bueno él y que le debemos de construir una iglesia. Pero en efecto, siempre traté de seguir lo que pensaba que Dios quisiera que haga, lo que me enseñaron en el colegio que debía de hacer. Que cada vez más pienso que es pura porquería.

Evidentemente este no es el universo que creo Dios, y no puedo hacer nada para que lo sea. Uno se siente tan impotente, tan miserable.

Siempre pensé que el creador me tenía una misión, bueno a todos. Pero me siento incapaz de cumplirla, entonces siento que vivo inútilmente, que si muriera, ya pobrecito el José Carlitos se murió pues, pero no pasó nada, no cambié nada y aunque viviera más no podría hacerlo.

Ni en el mismo colegio, donde tanto aprendí de moral, las cosas funcionaban como debían, todo era pura palabrería, pura locuacidad. Pero en práctica nada, todo vacío. Nadie respetaba a nadie y el bien nunca era recompensado.

Entonces no pues, no podía ser así. Si no podía arreglar las cosas con mi trabajo y esfuerzo ¿para qué vivía?

Era todo un revoltijo de emociones y decepciones los que había en mi joven y romántico ser. Que en un momento tuvo que estallar con el desenlace ya conocido.

Entonces, ¿ya saben por qué me suicidé? Sí, porque el mundo no es como me lo contaron.

“La Asfixia”

Por: Andrea Alvarado Cornejo

Ese día, Julián se sintió un poco peor que todos los anteriores, estaba completamente agotado y si cerraba los parpados una vez más, sin duda caería completamente dormido sobre su pupitre.

El profesor continuaba hablando y alabando a la misma alumna que, paraba por un momento, sorbía un poco de aire y luego continuaba farfullando más palabras inútiles, términos absurdamente rebuscados, basura oral.
Las palabras salían de su boca con forma y todo, tocaban la nada, rozaban el aire e inmediatamente se desintegraban, las cenizas caían sobre el piso de madera.

La alumna continuaba leyendo su investigación, Julián se paro y pidió permiso para ir al baño, le fue negado, se sentó rápidamente y la clase rió un poco, siempre le hacían eso.

Pasó un rato y estuvo a punto de levantarse, pero el profesor lo anticipo.

–Aún no, espere a que vuelva su compañero.

Listo, ahora Julián solo debía esperar 4 minutos exactos o menos.
León se asomo por la puerta, entonces automáticamente Julián se paro y salió por la misma puerta antes que León se sentara.

Recorrió el pasillo, el aire que circulaba era frió, denso como si anticipase algo terrible por suceder…

Entro al baño con la intención de dirigirse hacia el lavabo para refrescarse la cara, pero se quedo a mitad del camino…estático, sus ojos no podían contener la escena y su cerebro no podía procesarlo tampoco.
De repente le falto el aire, todo a su alrededor le dio vueltas, cayo para atrás y fue entonces cuando una horrible sensación de asfixia lo invadió por completo.

Entonces fue que se percataron de su presencia, el permaneció un segundo sentado con las manos hacia atrás (la posición en la que se había caído) observándolos…luego una ira o un miedo terrible lo impulsaron a pararse rápidamente, trastabillo un poco y huyo del baño.

–Julián… ¡espera!
Mientras corría a través de los pasillos un par de lágrimas lograron brotarle y deslizarse por sus mejillas, se hallaba confundido y profundamente adolorido, se negaba todo axial mismo y se repetía mil veces:

–Claro… ¡qué imbécil! Eres un estúpido… ¡tremendo estúpido!
Llegó a la clase, se limpió el rostro con las mangas y trató de poner una expresión despreocupada.

Le funcionó, nadie se fijo en el ni en lo más mínimo, se sentó en su pupitre y trato de sonreírle al profesor… pero su cabeza era un desastre… trato de prestar atención…pero no podía, su nerviosismo al comenzar el día se había convertido en un tormentoso pánico.
Llego a punto en el que se produjo un estallido… el punto de ebullición donde otra vez todo daba vueltas, no podía respirar, se sentía débil la terrible sensación de asfixia lo agobiaba… más débil…estuvo a punto de caer del pupitre; su compañero de atrás le tomo el hombro.

– ¿Estás bien?
–Yo…
Entonces Julián colapso y toda la clase permaneció en silencio.


Julián como de costumbre se había quedado después de clases a practicar basquetball, el eco de los botes, la gran cancha desierta y completamente solitaria le daban a Julián una extraña sensación de paz.

pssst.

Otra canasta, Julián se estaba entusiasmando, había mejorado su técnica y ya ni recordaba el motivo de su casi-muerte.
Hasta que apareció Sam.
Sam, un chico apuesto, más alto que Julián, un poco mejor que él en todo
Pero ese “poco” significaba demasiado.

–Julián…
Julián continúo encestando.
–Julián por favor ¡escúchame!
Julián en ese momento sintió deseos de proferirle las más obscenas y humillantes groserías, incluso de arrancarle la cabeza al tirarle la pelota en la cara. Pero se contuvo.
–Julián…
– ¿Qué quieres?
–Veras,… respecto a lo del baño hoy…
–Sam por favor no me obligues a hacer algo que no quiero.
–Tú no entiendes… ¡no sabes como fue!
– ¡Ni tampoco deseo saberlo!
–Yo…
–Tú… eres un traidor inmundo…la peor mierda ¡¿me oíste?!
–No me llames así…
– ¡Vete al diablo samy!... ¡váyanse los dos!
– ¡No sabes lo que pasó!...no fue mi culpa… no lo busqué, ni ella tampoco… ¡solo pasó!
–…
–…Creo que si la quiero
– ¿Qué dices? ¡¿Crees?!
–July… me estoy enamorando de ella…
Julián se dio media vuelta, soltó la pelota y se abalanzo sobre Sam, este lo empujó y lo redujo rápidamente, siguieron golpeándose en el suelo, entonces Julián noto que la nariz le sangraba, se aparto de Sam, pero este volvió a golpearlo. Julián se paró y trató de parar todo, pero Sam volvió a tumbarlo.
Así continuaron por unos minutos.
–Ya basta…
Entonces Julián reunió todas sus fuerzas, y levantó a Sam que parecía agotado, entonces lo empujo hacia atrás. Sam perdió el equilibrio y se tropezó con una piedrecilla, entonces cayó para atrás, de cerebro, y se abrió la cabeza contra el concreto.

Todo fue muy rápido. Julián se quedó parado, contemplando la figura de Samy en el suelo, la cabeza de Sam bañada en un charco de sangre. El silencio, el viento helado que recorría la cancha.

Entonces Julián se fijo que un compañero más había presenciado todo.
– He matado a mi mejor amigo…
–…
Julián comenzó a decir entre sollozos:
–Hoy los vi. Estaba en el baño besándose con Claudia… besándose tan inmundamente… él sabia lo mucho que a mi me gustaba… lo mucho que la quería desde hace tanto tiempo…él no la amaba…yo si…el sabia que esta semana pensaba decirle para que seamos novios…el sabía… y ahora me viene con esto… el sabía…c-como pudo… ¡el sabía!
La asfixia comenzó a invadirlo nuevamente.

–Le diremos a todos que fue un accidente.
El compañero huyo de la escena rápidamente.
Julián permaneció llorando parado frente al cadáver de su amigo.

Mejores amigos

Por: Juan Carlos Nalvarte Lozada

– ¿Queeeeeé?

– Lo siento, yo creía que sentías lo mismo.

– No, no es eso, es que…

Diablos… no puedo creerlo. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?, justo ahora. Que ¿qué me paso? ¡Bah! Lo que pasa es que mi mejor amiga acaba de decirme que le gusto y que deberíamos intentarlo, que si Alonso tu sabes que yo te quiero mucho y eres una persona muy especial para mí, y sí cuanto te quiero, y ¿por qué no lo intentamos?

No, no puede ser, ya han pasado tres años desde que nos conocemos y no quiero malograrlos así. Sí, con la experiencia he aprendido que esto de estar con una buena amiga no funciona. Luego cortan y por más que uno quiera hablar o no, ya no es lo mismo, ya no tendrán la misma confianza y no, no, por gusto Alonsito tu sabes que te quiero y que hemos pasado muy buenos momentos juntos pero no, necesitamos más tiempo para que volvamos a tener confianza, no, no, aún es muy temprano.

Efectivamente, así que es por gusto no voy a estropear está amistad. No, esta vez no.

– ¿Qué? ¿Acaso no te gusto?

– No, es que…

Y como no me va a gustar, si esta para…, ejem, ejem. No pues, si eres relinda si ya varias veces he tenido que sacar pecho contra algunos malandrines en la calle, cuando caminaba contigo y que silbidos por aquí, que un piropo de mal gusto, y que ¿qué tienes oe? Que sal nomas sonsonazo, que cuidadito ah, cuidadito.

– Entonces, ¿qué es pues? Dime, me estás haciendo sentir mal.

– Este…

Demonios, rayos, centellas, mierda y más mierda y requetemierda, y ¿ahora que le digo para que no llore? Y talvez ya se malogró la amistad y ¿de está como me salvo?

¿Te sientes mal? ¿Y cómo crees que yo me siento ahora ah? Qué situación tan difícil, no puede ser, ayúdame Dios…

– ¿Te vas a quedar callado? Bueno entonces hasta nunca.

– No, espera, no te vayas.

– Pero si no vas a decir nada, ¿para qué estoy aquí pues?

– Ya, mira te voy a explicar ¿si?

–Está bien, dime.

– Mira lo que pasa es que yo te quiero mucho, muchísimo, demasiado.

– Ya pues, entonces estemos pues.

– No, no, escúchame primero.

– Ya, ya, está bien.

– Te quiero mucho, por eso no podemos estar.

– ¿Qué dices?

– ¿Me dejas terminar porfa?

– Ya, ok.

– No podemos estar, porque yo al quererte tanto no quisiera hacerte un daño tal. Porque mira tengo dieciséis años y tú sabes como soy pues. En algunos meses me aburriría de ti y te desecharía, y no pues porque yo te quiero un montón. Mira lo más puro y fiel que tengo en mí es mi amistad y la quiero compartir contigo. No quiero ir a algo más porque en realidad siento que eso es algo menos, es para personas que no se quieren tanto como nosotros, que no tienen un amor tan puro, que necesitan besarse e ir agarraditos de la mano y celarse todo el tiempo. No, yo no quiero eso contigo, yo te quiero más aún. Por eso es que quiero que mejor seamos amigos, mejores amigos.

– Pero es que yo pensé que te gustaba y como tu también me gustas…

– Sí, pero tú crees que vale la pena malograr esta bonita amistad ¿por eso?

– Sí, tienes razón, pero…



Que fácil es malograr una amistad ¿no? Como desearía que nunca hubieras dicho nada. Como desearía que en realidad nuestra amistad hubiera sido como yo lo deseaba. Que no nos gustáramos mutuamente.

Nuestra amistad fue telefónica, casi a distancia. Pocas veces nos veíamos. Pero eso si, no había semana en la que no te llamara por lo menos cuatro veces. Uff. Que tiempos ¿no?

No sabes cuanto te extraño, esta es un de esas ocasiones en las que uno siente esos golpes en la vida tan fuertes yo no sé. Y el mío no es el rostro más fiero ni tengo el lomo más fuerte. Así que imagínate como estoy Dios mío. No podrías, porque… tú no tienes Marías que se van.

La muerte sonríe y yo aquí con mis labios difuntos pesando todavía en aquel lejano tiempo que ya nunca volverá. ¡Oh! cómo me duele tu amistad que ya no es amistad y me duele porque no está porque mi mente solo se fija en ella y borra todo lo que hay alrededor, pero esta no está se esfumó por el teléfono.

Y es que nos vimos muy poco. El nefasto invento de Graham Bell parecía apaciguarlo, pero no. Este no hacía más que distanciarnos más y cada vez más y ya no eras tú, ni con quién tú hablabas era yo. Ya nadie es nadie.

Te quiero en vivo y en directo sin las barreras que nos puso la tecnología. Quiero verte a la antigua, frente a frente.

Pero no, ya no. Todo terminó.

Diablos... Tener que pensar, ahora, al cabo de tantos, tantísimos meses, que en el fondo fuimos mejor por teléfono.